MASSEY HIGH SCHOOL, AUCKLAND, NEW ZEALAND

En el primer intercambio recibimos 15 alumnos de Nueva Zelanda que nos dieron la primera experiencia de acoger forasteros en nuestras familias. Vivimos con nuestras visitas durante 10 dias y aprendimos todos "un monton" no sólo sobre la cultura autóctona de los maori. Y por supesto: practicamos el inglés y vimos que el esfuerzo en clase tiene efecto.

 

El 6 de noviembre se publicó en internet en la lista de correo electrónico del Centro de Profesores y Recursos número 2 el siguiente mensaje:

Massey High School

274 Don Buck Road

Massey, Auckland

New Zealand

Estimados señores,

somos un instituto de secundaria de Auckland, en Nueva Zelanda y estamos preparando un viaje de estudios a España para el próximo año, 2004, probablemente en abril, para un grupo de 10 estudiantes neocelandeses de español, y acompañados por dos adultos.

Nos gustaría poder organizar un intercambio con algún instituto en España durante unos 4 ó 5 días y así poder vivir más de cerca la cultura española: la vida diaria, el instituto. Nos gustaría poder alojarnos con los estudiantes de su instituto durante este tiempo y poder ir a clase también.

Estamos dispuestos a ofrecer lo mismo aquí en Nueva Zelanda durante todo el tiempo que ustedes quieran. En nuestro instituto ya hemos hecho tales intercambios con centros escolares en Alemania, Francia y Japón con resultados muy positivos para ambas partes.

Nos gustaría saber si están interesados en este proyecto lo antes posible para poder empezar a organizarlo todo. Y si tienen alguna duda, póngase en contacto con nosotros.

Muchas gracias por su atención, y esperamos su respuesta.

Les saluda atentamente.

Sherryl Ramsey

No me lo pensé dos veces y sin contar con nadie mandé un mensaje a la dirección indicada invitándolos a pasar unos días en Torreagüera y a compartir con nosotros nuestro día a día en el instituto.

Dear Sherryl,

my name is Irene Encinas Berg and I´m an English teacher at a secondary school in Torreagüera, Murcia. Murcia is a city on the south - east coast of Spain with 350.000 inhabitants. Torreagüera is a small village, 4 km away from Murcia.

Our students come to our school once they finish primary education, when they are 11 or 12 years old. They can stay at our school until they are 18 years old.

We would be very interested in your visit and in the exchange of ideas and impressions.

I don´t think it would be possible for us to go to Auckland, but we would be very happy to have you with us and to show you our school and aspects of the Spanish culture. There would be no problem to find homes for your students and where you could stay during your visit to Murcia.

Hoping to hear from you soon.

Best wishes,

Irene.

Al mes me contestaron agradeciéndome la invitación e informándome que tras haber recibido respuestas de toda España, habían elegido mi centro para llevar a cabo la visita.

Mi primera reacción fue de susto, no sabía si me había metido en un lío demasiado grande.

El primer paso fue hablar con el equipo directivo para que se hicieran cómplices y así fue, apoyaron en todo momento mi iniciativa.

A continuación hablé con el personal del Servicio de Programas Educativos de la Consejería de Educación y Cultura si había posibilidad de apoyar este proyecto. Nueva Zelanda no se contemplaba en ningún sitio; existía el famoso Comenius a través del cual se podía pedir ayuda económica para organizar intercambios dentro de Europa, existía incluso algo para Estados Unidos y Canadá, pero Nueva Zelanda se encontraba fuera del mapa mundi en lo que a subvención se refería. Si me ofrecieron una recepción oficial en el centro con algún alto cargo de la Consejería, con algún obsequio para nuestra visita. Agradeciéndoles mucho esa oferta decidí organizar la semana a mi manera.

Empezaron 4 meses de escribir mensajes a Nueva Zelanda casi a diario. Yo le mandaba un correo electrónico por la mañana a Sherryl, la responsable del área de español en el instituto Massey High School de Auckland (la autora de la carta inicial), y debido al cambio de hora al día siguiente ya me encontraba de nuevo con más preguntas.

Eran tantas las preguntas que tenían, que si llevábamos uniforme, que qué tiempo haría, que cómo serían las familias donde se alojarían, que cómo se iba de Murcia a Cordoba, que qué procesiones merecían más la pena, las de Lorca, Cartagena o de Murcia.(Tema que desató discusiones en la sala de profesores puesto que cada uno tira para su tierra.) Me hice especialista en turismo regional y en recreos, momentos libres y momentos no tan libres intenté poder satisfacer la curiosidad de Sherryl. La entendía a la perfección, iba a ser la responsable del grupo y deseaba que todo saliera bien, al fin y a cabo llevaban 18 meses preparando el viaje intentando recaudar fondos de donde fuera.

Decidí que ya era momento de buscar las familias de acogida. Nueve familias se mostraron dispuestas a abrir sus casas y a vivir esta aventura en común. Sin estas familias el intercambio no hubiera sido posible. Desde aquí les quiero volver a dar las gracias por su colaboración y su entusiasmo. Creo que la experiencia también ha sido enriquecedor para ellos y que han sabido aprovechar al máximo la oportunidad que se les brindaba.

Nos reunimos una noche para conocernos todos y para que yo les pudiera explicar en qué consistía todo eso de Nueva Zelanda. La reunión empezó situándonos ante un mapa del mundo y señalando dónde estábamos nosotros y de dónde procedía nuestra visita y las escalas que harían. La verdad es que iba a ser un viaje impresionante, tipo Julio Verne, de Auckland volarían hasta Kuala Lumpur en Malaysia, de allí a Amsterdam en Holanda y tras 36 horas de viaje llegarían a Madrid. Un autobús los traería a Murcia. Hasta ahora había hablado con los padres a través de sus hijos y ya era hora de concretarlo todo. La reunión resultó muy agradable, porque vi que los padres también tenían mucha ilusión, surgió incluso la idea de juntarnos un día en el monte para pasar el día.

La expectación iba creciendo cada día, nos llegaron fotos por correo electrónico y ya teníamos algún dato más. Según mis alumnos todas las chicas parecían iguales, rubias y grandes. Al chico de pelo largo lo tomaron como una chica, pero luego nos explicó que tocaba en un grupo de música y como músico tenía que tener el pelo largo.

Pensamos que sería buena idea mandarles también fotos a nuestros visitantes, puesto que su aventura sería mayor, nosotros meramente acogeríamos a unos desconocidos en nuestras casas, pero ellos tenían más valor, se iban a un país lejísimo e iban a vivir con unos desconocidos sin hablar el idioma y sin saber casi nada de ellos.

Varios días iba por el instituto interrumpiendo las clases para sacarle fotos a los alumnos que acogerían a los participantes de Nueva Zelanda. Gracias a todos aquellos que me apoyaron sacando las fotos, descargándolas, comprimiéndolas y enviándolas.

Por fín llegó el gran día, un martes por la tarde llegaron todos a la estación de autobuses. Allí estábamos, muy nerviosos y esperando con impaciencia. Al bajar del autobús y después de saludarnos nos sorprendieron con una canción en Maorí, el idioma de los indígenas. Nos comentaron que era una costumbre típica Maorí recibir y despedir con canciones y para cada ocasión había una canción específica.

Empezaría una semana de lo más extraordinaria. Nuestra visita estuvo con nosotros en clase de inglés, siendo entrevistado por los alumnos de los grupos bilingües. Asistieron también a otras asignaturas y no sólo los alumnos, las profesoras también tenían mucho interés en asistir por ejemplo a una clase de Historia. En clase de música pudieron contemplar en video el movimiento de cadera de nuestro representante más famoso, David Bisbal (tuvo efecto, se fueron cargados de CDs y DVDs para promocionarlo en nuestras antípodas, si se hace famoso en Nueva Zelanda nos lo debe a los de Torreagüera).

Un día nos fuimos con ellos y los alumnos bilingües a Murcia para visitar el Museo Salzillo y el Museo de la Ciudad. Fue todo un lujo porque en el Museo Salzillo dispusimos de un guía en inglés, actividad que se ofrece bajo el nombre "Descubre en inglés" organizado por la Consejería de Educación y Cultura de Murcia. Consiste en la visita de uno de dos museos de la región, el Museo Salzillo o el Museo Medina Siyasa con una representación de teatro en inglés incluida. Nos concedieron la visita haciéndola coincidir a petición mía con la visita de Nueva Zelanda. La guía del Museo de la Ciudad fue muy expresiva y tampoco tuvimos problemas de comprensión. A continuación visitamos la Catedral, edificio que impactó a nuestros visitantes puesto que en su tierra no existe construcción que date de más de 140 años.

Una noche visitamos la Peña el Ciazo, primero en calidad de espectadores, esa noche tocaba ensayo de jota y cante, pero los miembros de la pena no tardaron mucho en sacarnos a bailar y acabamos bailando pasodoble (sin saber) y cantando la canción "Qué viva España" . Los miembros de la peña se sorprendieron al ver que se sabían la letra a la perfección. No tardaron mucho en celebrar ese nuevo hermanamiento con el intercambio de los pins respectivos.

En la semana que estuvieron nuestros amigos neocelandeses vimos de todo, Cartagena, alguna playa de la costa, las tiendas de la Gran Vía una y otra vez, ZigZag de noche, alguna procesión ( por supuesto las de Murcia), la cruz del monte Miravete con la visita de la cueva de Antoñete Gálvez, un partido del equipo Club Deportivo Torreagüera, etc.

El domingo nos encontramos todos en el Santuario de la Fuensanta para pasar el día, parecíamos Naciones Unidas. Cada familia aportó comida y la pusimos en común. A las profesoras neocelandesas alojadas en mi casa las invité a preparar comida de Nueva Zelanda, nosotros elaboramos algo alemán, una familia árabe hizo cous - cous y por supuesto no faltó muchísima comida española en nuestras mesas. Entre aperitivo, comida, postre, café y merienda hubo tiempo para hacer algo de senderismo, cantar y bailar, presenciar una muestra de Haka (típico baile Maori para animar a los guerreros), jugar un partido de fútbol, hablar mucho e intercambiar impresiones, etc.

Pero pasó lo que tenía que pasar, llegó el martes, el día de la despedida. Nos reunimos todos de nuevo en la estación de autobuses para despedir a nuestros amigos. Todos estábamos muy tristes, habían sido días agotadores, pero muy intensos. Entre lagrimas y la promesa de quedar en contacto se montaron en el autobús, no sin antes cantarnos una canción Maorí de despedida, así que nosotros les contestamos cantando "Adios con el corazón.".

De Murcia se marcharon una semana a Andalucía y de allí a Madrid. Visitaron la Alhambra, la Mezquita, estuvieron en Sevilla, Cádiz, disfrutaron de la oferta de Madrid; pero al final nos llamaron para decirnos que como en Murcia en ningún sitio. En Andalucía, simplemente fueron turistas, en Torreagüera fueron miembros de nuestras familias.

Ahora que ha pasado casi un mes desde que se fueron me pregunto a veces si ha merecido la pena tanto esfuerzo, tanta energía y tanto tiempo invertido. Mi respuesta siempre será que sí. Mis alumnos han practicado mucho el inglés, enseguida se dieron cuenta que es una lengua viva, que sirve para hablar incluso con gente del sitio más lejano. Ya el segundo día, en el autobús yéndonos a Murcia, se declaró a grito un alumno de 12 años a una chica neocelandesa de al menos 15. "I love you,¿ me entiendes?", claro, la chica hizo como que no entendía. Pues los compañeros de clase intentaron ayudarle diciendo "He I love you", no sé si fue por los nervios o porque no hubiera tenido éxito en clase al explicar los pronombres y los verbos.

Esta visita no hay que valorarla solamente por el aspecto lingüístico, mis alumnos han conocido personas diferentes, de otra cultura y se han tratado con respeto y con consideración, mostrando interés por el bienestar de su hermano/hermana neocelandés/a. El mundo les parecerá más pequeño, Nueva Zelanda ya no está tan lejos, parecen expertos, "Irene, que está muy cansado porque en su casa se acuesta más temprano." o " Eso no le gusta, está acostumbrada a otra comida." Han podido relativizar todas sus costumbres y lo que a ellos les parece normal, ampliando su horizonte enormemente.

He podido despertar en ellos el interés por viajar, antes ni se planteaban un viaje al Reino Unido, ahora están ansiosos por conocer Nueva Zelanda. Volveré a ponerme en contacto con el personal de la Consejería de Educación y Cultura, a ver si existe algún fondo que nos pueda ayudar a realizar este sueño, que Nueva Zelanda existe, y no está tan lejos como parece.